VINO NUEVO EN ODRES NUEVOS (Educación)


Reflexionando juntas-os

¿Cómo educar a nuestros hijos e hijas de modo que tengan la mayor cantidad posible de autonomía sin arriesgarnos a caer en la negligencia, dejándolos sin disciplina, metas, valores o ideales?. ¿Cómo criar gente liberada y no libertinos?. ¿Cómo enseñarlos a cooperar?.

El psicólogo Claude Steiner, en su libro “Los argumentos que vivimos”, menciona algunas sugerencias (a ser tomadas estrictamente como tales, ya que no hay “recetas”).

Padres protectores y padres libertadores

No tenga un hijo-a al cual no pueda ofrecer protección durante al menos dieciocho años. Una vez que lo tenga, empéñese en reducir el número de años que éste lo necesite, dejándolo hacer por sí mismo en la medida de sus posibilidades. Fomente la auto-protección. Proporciónele la libertad de ejercer las facultades de intimidad, conciencia y espontaneidad.

Incentive la expresión de sentimientos

La intimidad es la expresión de sentimientos de amor y proximidad en relación a los demás. No impida a sus hijos-as manifestar total y honestamente su amor o la falta de él. Incentívelos a pedir, dar, aceptar o rechazar expresiones de afecto según sus necesidades. Recuerde que para dar amor es necesario quererse a sí mismo-a, así que refuerce su autoestima. Valorice las cualidades inherentes a su persona, de modo que importe más ser mejor persona y no tener más.

Estimule su conciencia y el respeto por la vida

La conciencia es el conocimiento de lo que está sucediendo ahora. Es la percepción de somos seres temporales y debemos aprovechar nuestra vida. Es prestar atención a nuestras necesidades y a las ajenas y establecer un contacto honesto con los demás. Por lo tanto, no desconsidere la racionalidad, los sentimientos y la intuición de sus hijos e hijas. Enséñeles a considerar a las demás personas y a la naturaleza y responda a sus necesidades en la medida de lo posible.

Sea sincero-a

No mienta a sus hijos e hijas deliberadamente o por omisión. Si decide ocultar la verdad, dígales lo que está haciendo y explíqueles por qué.

Respete su espontaneidad y singularidad

Respete su espontaneidad y su individualidad (lo que no debe confundirse con individualismo). No restrinja sus movimientos y su experimentación del mundo, excepto cuando esto interfiera con su bienestar y seguridad o la de otras personas. Esto le permitirá aprender a ser libres, asumiendo la responsabilidad de sus acciones y decisiones.

Proteja, pero no salga “al rescate”

No “salve” y no “persiga” a su hijo o hija. Hay ayuda positiva que es la base de la cooperación y hay ayuda negativa que es un entrenamiento para la incapacidad. (Como dijo José Pedro Varela: “No hagas por el niño lo que él pueda hacer por sí mismo”). Desista de sobre-protegerlo. No haga lo que no desee realmente hacer, y si finalmente lo hace, no caiga en reprochárselo luego.

Propicie la ayuda mutua

No los enseñe sólo a competir, sino también a cooperar. La dificultad de sentir la igualdad entre las personas resulta de la competitividad y el individualismo.
Cuando perdemos o ganamos apoyados solamente en nuestros esfuerzos, con la idea de que no necesitamos a nadie, pensamos que las demás personas están en la carrera trepadora hacia la cima y las vemos como enemigas.

Defienda sus derechos de madre o padre

No permita que sus hijos e hijas le opriman. Usted tiene derecho a su tiempo, su espacio y una vida amorosa y personal separada de ellos. Exija que sus necesidades sean tenidas en cuenta.

Confíe en sus hijos e hijas

Confíe en la naturaleza humana y crea en sus hijos e hijas. Recompensarán su confianza.

Tenga coraje y no se desanime

No es fácil llevar a cabo estas sugerencias. Muchas veces nos encontramos con que los niños-as se resistirán a seguir las reglas, exigirán ser escuchados-as y tratados-as como un igual y nos traerán inconvenientes, pero esto es necesario para que sean autónomos-as y no pasivos-as, dependientes e incapaces. Permitiremos así que utilicen al máximo su potencial; sabrán cuidar de sí mismos y no tolerarán la injusticia y la opresión cuando sean personas adultas.

Esto es un proyecto difícil de realizar dentro de un hogar que está inmerso en una sociedad en la que nos manejamos con estructuras de poder. pero vale la pena intentarlo y darle esa alternativa a nuestros hijos e hijas.

Y a nosotros-as mismos-as. Aprenderemos muchas cosas con su espontaneidad y autenticidad, si tenemos la humildad de escucharlos.


Bibliografía: Los argumentos que vivimos, de Claude Steiner.
Artículo publicado en el Diario La República (de las Mujeres) de Uruguay el 19/08/1989.


Pintura: "La familia" de Botero

0 comentarios:

Publicar un comentario

PÍDELE UN DESEO AL HADA....