PODER EN FEMENINO

Quién es quién en los puestos de poder

Frente a la uniformidad de los poderosos, las mujeres políticas tienen gestos y estilos únicos. Cada una saca partido de sus virtudes y defectos. Poder eficaz y de autor.

Carmen Chacón

Es el icono de la nueva política del Gobierno Zapatero. Sus primeras imágenes pasando revista, embarazada, a la tropa son el símbolo de la España contemporánea. Su sonrisa es magnética, acogedora y transparente. Trabajadora, leal y paciente. Tiene la ambición natural de quien se apasiona por la política como el arte de hacer posible lo necesario, lo urgente, lo inaplazable. La gestión en Defensa puede ser una excelente preparación para pasar al "ataque" electoral en 2012.

Angela Merkel

El discreto encanto de la eficacia. Sobria y meticulosa. Tiene una larga experiencia en el partido y en el Gobierno. Ha subido, literalmente, peldaño a peldaño, sin empujar. La que fuera "la niña", para el gigante Helmut Kohl, es hoy la primera mujer canciller de Alemania. Da seguridad, ofrece estabilidad. Su fuerza es la tranquilidad y la prudencia. Sin concesiones estéticas, viste y se mueve con practicidad. Poco efusiva, se ha quejado de los abrazos excesivos de Sarkozy. Pero detrás de su coraza hay una intensa vida emocional. Se casó en secreto. La privacidad es su refugio.

Michelle Bachelet

Pediatra de profesión, se ha ganado el respeto de la clase militar chilena. Ha dicho: "Estamos siendo testigos del fin de la cultura de la arrogancia."

Cristina Fernández de Kirchner
 
Competidora nata. Antes de ser la Primera Dama de Argentina ya ganaba elecciones en su país. Tiene experiencia y una fuerza personal que, a veces, no controla. Los excesos, sean de maquillaje, de autoridad o de beligerancia política pueden arruinar su trayectoria. Despierta recelos misóginos en su país que combate con dosis de autoafirmación pública. Es hábil y juega fuerte. "Llegó tarde" a la reciente foto del G-20, que se repitió por ella. Fue portada en todo el mundo.

Mª Dolores de Cospedal

 
Fuerza y preparación: Abogada del Estado, venció a Bono en las generales y redujo a la mitad la ventaja del PSOE en las autonómicas. Determinación y coraje: Divorciada y católica ha cumplido su deseo de ser madre gracias a la fecundación in vitro. El machismo latente en los medios de comunicación se ha reflejado en una serie de fotografías sobre sus piernas y sus zapatos para ilustrar su ascenso en política. Lamentable y misógino. Pero María Dolores no se amilana. Es parte del futuro.

Esperanza Aguirre

 
Correosa, corredora de fondo. Tiene un gran instinto para la política de la proximidad y el populismo, aunque sea noble. Hemos visto cómo busca la fotografía, sin ningún complejo, mientras hace gimnasia, tai-chi, tira al arco, juega al tenis, a padel o a hockey. Hace política en los medios de comunicación como muy pocos saben hacerla. Ha sabido esperar bien sus tiempos, aunque se ha precipitado demasiado recientemente. La ansiedad la consume. Y se nota. Pero no ha dicho la última palabra.

Mª Teresa Fernández de la Vega
 
Incansable hasta la extenuación. Representa el rigor, la seriedad, el cumplimiento del deber como fundamento de la acción política. Su constancia y método de trabajo son la clave de su éxito. El día a día es su gobierno para suerte de Zapatero. Inflexible en los errores y amable con la prensa. Ha sabido cuidar su imagen y adaptarla con el tiempo con una buena elección del corte, los colores y los complementos. Se define: "Más que felicidad, en mi vida tengo armonía."

Martine Aubry
 
"Dama de hierro". En las antípodas estéticas, intelectuales y políticas de Royal. No busca agradar, sólo ganar. Austeridad e ideología frente a "glamour" y seducción.

Políticas

Les cuesta el doble llegar donde están. ("Estamos siendo testigos del fin de la cultura de la arrogancia", Michelle Bachelet). Cuando lo hacen, se las juzga más severamente ("Ningún hombre con mi historial estaría tan cuestionado", Ségolène Royal) ... Y casi siempre se las perdona la mitad ("La igualdad entre géneros llegará cuando las mujeres puedan cometer los mismos errores que los hombres y no se las insulte por ello", Amelia Valcárcel, filósofa).
Pero las políticas cada vez despiertan mayores niveles de credibilidad. Ya es así en Latinoamérica. Empieza a serlo en Europa. Ellas comunican mejor, porque comunican diferente. La seducción de los valores y de la proximidad. La nueva política.

La tendencia

Sólo 40 mujeres han sido presidentes de gobierno o jefas de Estado en el mundo desde finales de la Segunda Guerra Mundial. Entre ellas, desatacan Indira Gandhi en la India (en dos períodos), Golda Meier en Israel, Benazir Bhutto en Pakistán (también en dos legislaturas), la británica Margaret Thatcher y Edith Cresson en Francia a principios de los noventa. Pero lo excepcional empieza a ser una tendencia sólida. El año 2006 se inició con los ecos recientes de los éxitos electorales de Michelle Bachelet, en Chile, o Angela Merkel en Alemania. A los que se sumó Ellen Jonson-Sirleaf (apodada "Mamá Ellen") en Liberia, que se convirtió en la primera mandataria elegida democráticamente y la primera mujer presidenta en África.

En el 2007, nos sorprendió el fenómeno Ségolène Royal, con su ascenso fulgurante en las primarias de su partido y su dolorosa derrota electoral frente a Nicolas Sarkozy. Fue el año de las victorias de la "presidenta" (con "a", como le gusta decir) Cristina Fernández en Argentina y de Prathiba Patil en India, la mayor democracia del mundo. En Estados Unidos, también, asistíamos a la victoria de la irresistible Nancy Pelosi, la primera mujer presidenta del Congreso de los Estados Unidos, en el marco de ola de cambio político que los demócratas supieron gestionar.

El año 2007 acabó mal, con el dramático final de la trayectoria de Benazir Bhutto. El último y definitivo atentado terrorista y cobarde que sufrió le costó la vida junto a cientos de sus seguidores y frustró la esperanza de cambio en el inestable y atómico Pakistán. Ya en el 2008, la apasionante carrera de las primarias norteamericanas de los demócratas, con el duelo Obama-Clinton.

Ellas son hoy, en este período extraordinario de la historia que nunca antes había sucedido, 14 mujeres presidente o primer ministro en el mundo.
http://mujeresycia.com

A vueltas con el liderazgo femenino: rentables pero no queridas

Saber qué aportan las mujeres a la dirección de las organizaciones se ha convertido en un auténtico filón de opiniones e investigaciones, cuando lo curioso es que la presencia masiva de los hombres se asume como algo natural, sin que nadie se pregunte qué aportan. Veamos algunos de los ángulos de tan productivo debate.

Empecemos por la rentabilidad financiera pura y dura. En un estudio de 2007 llamado The Bottom Line se cruzó la rentabilidad media de las más grandes empresas americanas (Fortune 500) con la presencia de mujeres en sus consejos de administración. Se tomaron datos públicos del período 2001-2004 y se seleccionaron tres indicadores financieros: la rentabilidad sobre recursos propios, sobre capital invertido, y sobre ventas. La comparación del 25% de compañías con más mujeres frente al 25% de empresas con menor presencia femenina fue sorprendente: la rentabilidad del primer grupo era entre un 40% y un 65% superior, dependiendo del indicador considerado. Había además consistencia entre distintos sectores de actividad.

Este estudio, realizado por una “non-profit” americana muy respetada llamada Catalyst, se ha convertido en un clásico (existía ya una primera versión de 2004 con resultados similares). El País lo recogió en el artículo ”Las empresas con más directivas tienen mejores resultados” con ocasión de la visita de la presidenta de Catalyst en Europa. En blogolandia, también Pilar Jericó se hizo eco de la noticia.

Mucho menos conocido pero igual de interesante es el estudio Female Leadership and Firm Profitability realizado en Finlandia, país que pese a ser uno de los que tiene mayor igualdad de género tiene sus cúpulas directivas sobresaturadas de hombres. El análisis incluyó la friolera de casi 13.000 empresas. En esta ocasión los indicadores financieros eran otros (rendimiento del activo y margen operativo) pero de nuevo se obtuvo una clara correlación entre rentabilidad y liderazgo femenino: si la dirección general la ostentaba una mujer, o la alta dirección tenía un buen balance de género, la empresa era de media un 10% más rentable. Los autores incluyeron, además, hipótesis de las posibles causas de esta correlación: tal vez se debe a mejores capacidades de gestión de las mujeres, o a las dificultades para llegar a la cima que actúan como ”selección natural” de las más brillantes, o tal vez las mujeres tienden a desarrollarse en sectores más rentables o, simplemente existe un tercer factor que conecta el liderazgo femenino y la rentabilidad (por ejemplo que los mejores resultados se deban en realidad a buenas prácticas de gobierno corporativo o una cultura organizativa más flexible y abierta; en definitiva, el estilo de la empresa).

Pero no todo es rentabilidad económica, según algunos analistas, hay otros motivos para potenciar el liderazgo femenino en las empresas: las mujeres se adaptan mejor a nuevas situaciones, son mejores gestores, mejores líderes y además invierten mejor. Por si fuera poco, el estilo de liderazgo femenino encaja mejor con las demandas de la Generación Y, según un estudio de la consultora Hudson.

Que maravilla, ¿qué más se puede pedir? Las empresas deberían ir corriendo a aplicar la Ley de Igualdad . Sin embargo, la realidad que todos conocemos es que el ascenso de las mujeres al poder en las empresas sigue siendo lento, y sólo mejora ligeramente en las empresas familiares.

Un artículo de ABC sobre Liderazgo Femenino recogía recientemente algunas de las dificultades a las que se enfrentan las mujeres: desde el papel de los estereotipos en palabras de Celia de Anca, al proceso de socialización y la influencia de la familia según las investigaciones de Alicia Kaufmann.

Más contundente resulta el argumento por el que aunque ellas son estupendas… no gustan. Esa es la línea de Sylvia Ann Hewlett en Likeability and Women’s Leadership que a partir de la experiencia de las Primarias con Hillary Clinton recuerda un estudio de 1990 que puso de manifiesto que la gente responde negativamente a las mujeres asertivas pero admira a los hombres asertivos; y en esa misma línea, otro estudio, de 2007, que mostró que la “autopromoción” en los hombres se ve como un signo de confianza, mientras que en las mujeres se ve como autombombo y por tanto menos merecedor de apoyo.

Es importante subrayar que hablamos de las percepciones tanto de hombres como mujeres, porque como sugiere el estudio de Catalyst, Different Cultures, Similar Perceptions, los estereotipos sobre los atributos del liderazgo masculino y femenino son muy persistentes y compartidos. Los hombres suelen verse como mejores para tomar el mando y resolver problemas; ellas en cambio se ven mejores cuidando y apoyando a otros. Como resultado, los directivos de las organizaciones tienden a asignar distintos grados de efectividad a algunas conductas de liderazgo basándose en exclusiva en el género. En tiempos de crisis esto podría reforzar el techo de cristal porque en esas situaciones la tendencia es a reforzar los rasgos del liderazgo asociados con los hombres como la asertividad o la toma de decisiones.

Lo habitual es que las mujeres sean evaluadas frente al estandar masculino de liderazgo y, como consecuencia, o bien se les ve como muy blandas o muy duras pero nunca en el término adecuado. Si su comportamiento es coherente con el estereotipo femenino se les ve menos competentes para el liderazgo. Pero si no se comportan en línea con el estereotipo son consideradas poco femeninas… y no gustan. Catalyst llama a esto la “Atadura Doble” (Double-Bind Dilemma): o competentes o queridas; ese es su drama. Y con él, el del tejido empresarial, que no saca partido al liderazgo de las mujeres, perdiendo por ello rentabilidad y competitividad.

Uxío Malvido

Decálogo para la feminización de la comunicación política

1. Hablar con el corazón
No renunciar a mostrar las emociones, aunque sean íntimas. La política es idea, gestión, poder y emoción. Quien renuncie a las ideas para gestionar será un burócrata. Quien renuncie a las emociones para ganar el poder, será un autoritario. Quien no se emociona nunca podrá comprender el ánimo de los demás.

2. La belleza es política
Entender que la belleza es un atributo de la representación pública es una oportunidad para la nueva política. Los ciudadanos confían en quien se viste y se arregla para representarles con dignidad. Cuidar tu imagen física, como una actitud vital de preocupación por la salud y la vida natural ofrece un perfil de belleza alejado de los patrones estéticos y los prejuicios sociales.

3. Pensar en términos de comunidad
Desarrollar un comportamiento comunitario creativo y dinámico como base de la acción política supone una nueva relación entre el líder y los ciudadanos y sus organizaciones. Mejor cómplices que seguidores; mejor activistas que electores; mejor libres y creativos para actuar que repetidores de consignas.

4. Priorizar la vida cotidiana
La política que habla y se preocupa de la vida de las personas es el escenario central de la feminización de la política. Más proximidad a los problemas diarios: conciliación, igualdad de oportunidades y de retribuciones, educación, el trabajo como derecho y realización. Y una nueva mirada a las patologías de la sociedad: la soledad, el aislamiento, la tristeza, la insatisfacción, el dolor, el miedo...

5. Combatir sin cuartel la discriminación
Sea de género o cualquier otra. Un combate constante, sin descanso, decidido. La defensa de la pluralidad y la diversidad es la antesala de la política del diálogo y del acuerdo. La nueva comunicación explora el acuerdo a través del reconocimiento de la alteridad. La comunicación se convierte en una conversación multilateral y abierta.

6. Un lenguaje no sexista
Casi lo más difícil. Siglos de lenguaje y pensamiento androcéntrico nos atenazan y nos dirigen, muchas veces sin darnos cuenta. Hay que educarse y educar. Necesitamos un lenguaje siempre inclusivo. Nuestras palabras, y sus imágenes asociadas, dibujan realidades conceptuales que tienden a reducir la realidad, a simplificarla.

7. Los valores como motor
La feminización de la política impulsa la recuperación de los valores morales y éticos como base de la nueva política. Ganan las ideas políticas que nos humanizan, que nos hacen más espirituales, más profundos, más intensos. La política que recupera las grandes palabras, las que trascienden y dan dimensión moral a la gestión. La política de la esperanza.

8. Liderar la conversación
Dominar el medio dominante, como decía McLuhan. Hoy, en la red, en el mundo digital. Convertir la comunicación en conversación, en participación colectiva. Dispuestos a escuchar y a dejarse influir. Experimentar la cultura digital como una nueva forma de organizarse, de pensar las propuestas y de comunicarlas. La red como medio y como paradigma de la política.

9. La política de la claridad
En las propuestas, en las dificultades, incluso en las dudas. La sinceridad y la claridad como garantía de transparencia y simplicidad, para -precisamente- abordar la complejidad de la gobernabilidad y de los retos con lo fundamental, con lo nuclear. No hay tiempo que perder. Las dificultades del planeta y la humanidad reclaman soluciones y propuestas fundamentales, decisivas, básicas. Claridad ante la oscuridad de la incertidumbre.

10. Pensar con imágenes
Recuperar la expresión artística y las artes visuales para la comunicación del pensamiento social y político. Pensar con las nuevas visualizaciones de mapas, gráficos y simulaciones. Imaginar las ideas, imaginando sus iconos y sus símbolos. Conectar los sueños y las propuestas con su visión, con su representación. Imágenes para cambiar el mundo.

PÍDELE UN DESEO AL HADA....